jueves, 28 de noviembre de 2013

Encuentro entre Stalin y Ferenc Nagy, primer ministro húngaro (1946) - parte I

Un pequeño artículo de la revista Historia (número 8, año 2000), de Csaba Szabó, sobre el encuentro entre Stalin y el, por aquel entonces, primer ministro húngaro, Ferenc Nagy, que visitó Moscú en 1946 para discutir varios asuntos con la dirección soviética. 

A la versión original del artículo puede accederse en la página de la Biblioteca de Manuales de Enseñanza - Digitális Tankönyvtár.: 

http://www.tankonyvtar.hu/hu/tartalom/historia/00-08/adatok.html


RELACIONES SOVIÉTICO-HÚNGARAS EN 1946

(entre paréntesis y en cursiva las anotaciones de Crónicas Húngaras, las numeradas son del autor del texto)

Apuntes sobre el encuentro entre Stalin y Ferenc Nagy

(Ferenc Nagy - por aquel entonces primer ministro húngaro y miembro del Partido de los Pequeños Propietarios)


En el Archivo de la calle Ráday de Budapest, perteneciente a la provincia eclesiástica del Danubio, se han encontrado las notas de László Ravasz (1882-1975, obispo protestante), que resumen la conversación que tuvo lugar en 1946 entre Stalin y Ferenc Nagy.

El texto muestra los resultados del viaje a Moscú del primer ministro húngaro y valora la situación política interna de Hungría. Además se mencionan datos desconocidos hasta ahora (el 2000) sobre el destino y el juicio de personalidades politicas húngaras como István Bethlen (1874-1946, político y aristócrata, primer ministro entre 1921 y 1931, opuesto a la orientación alemana de la política húngara y a la participación de Hungría en la Segunda Guerra Mundial. Murió en Moscú por causas naturales) o Miklós Horthy (1868-1957, el regente que gobernó el país desde la caída de la República de los Consejos hasta 1944, cuando los nazis y los fascistas húngaros lo hicieron dimitir).


Yosif Visariónovich Dzhugashvili, también conocido como Stalin. Fuente: Huszadik Század.

DOCUMENTO

Mi conversación con el primer ministro Ferenc Nagy, del 5 de mayo de 1946 entre las 10 y las 12 del mediodía. Estuvo presente Albert Bereczky (1).

Los cimientos de la situación política interna son la coalición (se refiere a la coalición que gobernaba el país desde la Segunda Guerra Mundial, una suerte de Frente Popular). La coalición está continuamente en crisis. Solo con los más difíciles esfuerzos, con la influencia personal del presidente (Zoltán Tildy, líder del Partido de los Pequeños Propietarios, que había ganado las elecciones de noviembre de 1945) puede ser mantenida. Pero la coalición es la clave de la situación. Si esta cae, sobrevendrá el caos. El peligro viene de dos partes. La huelga de los partidos obreros o su sabotaje paraliza el transporte, las minas, el trabajo de las fábricas, los rusos intervendrán de inmediato porque una huelga general amenazará el pago de las reparaciones de guerra.

Al principio Ferenc Nagy creía que el Partido de los Pequeños propietarios podría tomar todo el poder. Pero si en el parlamento aplauden a Mindszenty (arzobispo húngaro ultraconservador, destacado anticomunista, se oponía por ejemplo a la separación de la enseñanza y la iglesia), por la tarde los rusos pasarán la factura. Ahora han pedido 200 vagones de azúcar (en todo el país hay 400), y han exigido que se les devuelvan los 11 millones de dólares que nos entregaron para poner en marcha el ferrocarril, después han pedido el transporte de las requisas de guerra. Así que hubo que aprobar la ley del 12 de marzo (se refiere a la ley VII, sobre el orden estatal democrático y la defensa legal de la república), y liberarnos así de esas cargas.

Hay que aclarar la cuestión rusa. Nosotros solo podemos vivir si lo hacemos en relaciones de buena vecindad con Rusia. Por eso, Ferenc Nagy ha decidido que seguirá una política rusófila sincera y de buena voluntad. Y por eso ha viajado a Moscú.

Y está satisfecho con el resultado del viaje a Moscú y también con el hecho de que Moscú prefiera hablar con el gobierno antes que con el partido comunista. Ha hablado en dos ocasiones con Stalin, durante 5-7 horas, cinco con Mólotov, en total 10-15 horas. Siempre han sido amables, no se han presentado con imposiciones de ningún tipo, han discutido las cuestiones con buena voluntad y en muchos casos han dado la razón a la parte húngara.

Las conversaciones se pueden dividir en tres partes:

1. Cuestiones económicas: Para la normalización del pago de las indemnizaciones hemos conseguido el mismo tratamiento, a pesar de nuestra deuda, que en el caso del sobrepago de Finlandia o Rumanía (2). Van a completar nuestro parque de vehículos con 35 vagones y 1500 locomotoras (3). El patrimonio que está en sus manos nos lo devolverán, lo que está en manos de las otras superpotencias pedirán que sea devuelto.

2. Relaciones entre Rusia-Hungría: a) Stalin ha preguntado cómo se está comportando el ejército ruso ocupante. La respuesta ha sido: cada vez mejor. Al principio llegaron muchas quejas, hoy ya menos. Pero la propia ocupación es un peso brutal. La eliminaremos, ha contestado entonces Stalin, después de la firma del acuerdo de paz solo quedará en el país un pequeño destacamento hasta que se cumplan las condiciones del acuerdo. (4)

b) en Rusia hay 640 mil presos de guerra húngaros (según las últimas investigaciones esa cifra oscila entre 385 mil-390 mil - véase por ejemplo Éva Mária Varga: Magyarok szovjet fogságban, 2009). Se va a comenzar su envío de vuelta a casa. Ferenc Nagy ha pedido que primero sean devueltos los obreros y los campesinos, después los otros, ya que es grande la necesidad de mano de obra (5). Después Stalin ha preguntado cuál es la situación de Bethlen. Respuesta de Nagy: Ni siquiera sabemos dónde está. Aquí, ha respondido Stalin. ¿Hago que lo envíen de vuelta a Hungría? Si regresa será encarcelado y juzgado ante un tribunal militar, ha sido la respuesta de Nagy. Entonces será mejor que se quede aquí un tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que vive en un buen ambiente.

c) Esto no me lo ha dicho Ferenc Nagy a mí directamente, sino a Muraközy (6). Stalin le ha preguntado a Nagy qué quieren hacer con Horthy. Muchos, sobre todo en el partido obrero, lo quieren ejecutar, ha respondido Nagy. Stalin ha recomendado "que no lo ejecuten ni se le juzgue ante un tribunal popular. A fin de cuentas ha sido él quien ha firmado el armisticio conmigo, y además de eso es un anciano".

3. Cuestiones de política externa. Teniendo en cuenta las conversaciones de paz Stalin ha preguntado la opinión de Ferenc Nagy.

Con Yugoslavia, podemos apañarnos. No tenemos ninguna exigencia unos con otros. Stalin ha asentido. Pero con Checoslovaquia tenemos muchos problemas. La población húngara vive en la periferia, formando una especie de anfiteatro. La deportación es injusta, no ha hecho más que acumular tragedias. Lo mejor sería anexionar las partes de población húngara homogénea a Hungría y allí podría concentrarse toda la población húngara de Checoslovaquia, alrededor de 650 mil personas. Pero Checoslovaquia lo que quiere es la completa deportación y la disgregación por todo el país, individuo por individuo, familia por famila. En Moravia, Órava, etc. Stalin ha respondido: No es posible hacer desistir a los checoslovacos de la deportación. Sólo así pueden solucionar su mayor preocupación en política interna: el equilibrio checo y eslovaco. Pero podemos contar con que ellos (los soviéticos) interfieran por la igualdad de derechos y la libertad de los húngaros que quedan en el país.

En Rumanía viven 2,5 millones de húngaros, concentrados en el interior del país. Ferenc Nagy ha explicado los deseos húngaros en cuanto al establecimiento de las fronteras. Stalin le ha preguntado a Mólotov qué dice el acuerdo de paz firmado con Rumanía sobre Transilvania. Mólotov lo ha leído: Si Rumanía cumple con exactitud sus obligaciones, tiene derecho a que en los acuerdos de paz se reconozcan sus pretensiones sobre toda Transilvania o a buena parte de ella. Pues entonces, ha dicho Stalin, esto les da a ustedes cierta base legal para exigir un cambio de fronteras. (7)

Ferenc Nagy ( 8 ) se ha quejado de que Mindszenty y la así llamada "oposición", no hace más que abusar de todos los errores de la democracia, sin valorar sus logros y éxitos. Yo le he llamado la atención sobre la amargura existente en el país. La juventud no está con el gobierno, la mayor parte de la intelectualidad está en su contra, los obreros están amargados, todo el mundo es antisemita (9). En cualquier momento puede tener lugar un levantamiento armado. Se respira en el ambiente una revolución ultraizquierdista, con su acompañamiento de intentonas contrarrevolucionarias, justo ahora, antes de los acuerdos de paz. Ferenc Nagy me ha dicho que solo quiere quedarse en su puesto hasta que pase este periodo y pueda llevar a la nación húngara a un estado normal tras los acuerdos de paz. Sabe que hay una frontera más allá de la cual el pueblo húngaro no va a cruzar, aunque lo machaquen. Y esto tiene también él (Nagy) que respetarlo.

Yo he replicado que la iglesia reformista está en una difícil situación. Hay que mantener a todo precio la unidad cristiana con los católicos, porque en la situación actual o sobrevive toda la cristiandad o caerá por completo. Pero al mismo tiempo no es posible enfrentarse en cuestiones diarias de política, situarse en oposición completa con el gobierno, porque entonces se estaría provocando la persecución de la iglesia. He escuchado con alegría el plan de Ferenc Nagy de mantener entrevistas con los líderes de las iglesias cristianas, ya que él mismo es un hombre cristiano.

Archivo Ráday Budapest. RL C 141. Manuscrito original de seis páginas de László Ravasz, sin firma.

Ferenc Nagy. Primer Ministro húngaro de la época. Fuente: Huszadik Század.

En el texto, el autor, Csaba Szabó, incluye varias notas, algunas de las cuales son bastante tendenciosas, pero las reproduzco por fidelidad al texto original:  

1 Albert Bereczky (1893-1965). Pastor protestante en Budapest desde 1930. Después de 1945 fue secretario de estado en el Ministerio de Asuntos Religiosos y de Enseñanza. En 1948, después de que Ravasz fuera obligado a dimitir, fue elegido como obispo de la provincia eclesiástica Protestante del Danubio. Fue una de las figuras destacadas del movimiento de sacerdotes por la paz hasta su muerte.

2 Durante las conversaciones de Moscú, Stalin accedió a que el plazo para cumplir las obligaciones exigidas a Hungría por los acuerdos de paz aumentara de 6 a 8 años.

3 László Ravasz equivocó los datos. La URSS tenía intención de devolver a Hungría seguramente 35 locomotoras y 1500 vagones. El 70% del parque ferroviario antes de 1945 (unos 70 mil vehículos) fue llevado durante la guerra al extranjero, de los vehículos que quedaron en el país, la mitad fue destruído por los acontecimientos bélicos. Tras la guerra, las potencias aliadas exigieron entre el 40-70% de lo que quedaba.

4  Después de los acuerdos de paz de París (10 de febrero de 1947) las tropas ocupantes soviéticas no dejaron el país. Las grandes potencias reconocieron en París el derecho de la URSS a que sus tropas puedieran seguir estacionadas en Hungría hasta la firma del acuerdo con Austria (15 de mayo de 1955). La definitiva retirada del ejército soviético tuvo lugar el 19 de junio de 1991, tras la caída del comunismo.

5  Hasta el 30 de septiembre de 1947 unos 100 mil presos de guerra húngaros pudieron volver a casa. Entre 1947 y 1953 no volvió a haber un contingente de gran tamañano de presos que regresara a Hungría. (Hay que tener en cuenta que para finales de 1945 ya habían sido liberados casi 190 mil presos; el dato de que no volvió a haber un contingente de gran tamaño entre 1947 y 1953 es falso, ya que en 1948 fue liberado un contingente de casi 100 mil presos, es decir para 1948 la gran mayoría de los presos de guerra húngaros ya habían sido repatriados, en diciembre de 1949 apenas quedaban 10 mil presos húngaros en la URSS. Véase el trabajo de Éva Mária Varga mencionado anteriormente).

6 Gyula Muraközy (1892-1961), desde 1932 sacerdote en la asociación protestante de la plaza Kálvin (Budapest).

7 El gobierno húngaro deseaba solucionar de manera tranquilizadora el destino de la mayor minoría étnica existente en Europa, los húngaros de Rumanía. Para eso, Ferenc Nagy quería ganarse la buena voluntad de Stalin. En realidad en la reunión del 5 de septiembre de 1946 en la conferencia de paz, surgió un rápido acuerdo sobre el asunto de los húngaros de Transilvania. Nadie apoyó las peticiones húngaras, y las grandes potencias reconocieron las fronteras anteriores al Segundo Arbitraje de Viena.

8 Desde este momento Ferenc Nagy habla con László Ravasz de la situación política interna húngara. El informe sobre el viaje a Moscú llega a su fin.

9 La afirmación de Ravasz es bastante exagerada. Es un hecho indudable que gran parte de la sociedad húngara se oponía a los comunistas y encontraba llamativo que entre los miembros del Partido Comunista el porcentaje de judíos fuera tan alto. (Comentario bastante lamentable que no sé muy bien a qué viene, primero dice que Ravasz exagera, luego ofrece un dato que justifica lo que dice Ravasz. Por lo demás también era cierto que gran parte de la sociedad húngara no se oponía a los comunistas, y muchos  todo lo contrario, los apoyaban. No sé si es cierto eso de que el porcentaje de judíos en el partido era alto o no, pero teniendo en cuenta que los judíos fueron reprimidos violentamente por el régimen anterior, es lógico que su porcentaje entre los comunistas, que eran el partido que suponía una ruptura más radical con ese pasado fuera mayor; por cierto, al autor se le olvida mencionar que apenas unos años antes los partidos antisemitas eran mayoritarios en Hungría - en las elecciones de 1939 consiguieron las 2/3 partes de los votos).

No hay comentarios: